Dan ganas de poner un punto y mandar la nota sólo con el titular, casi no perderíamos nada, ni quien escribe ni quien lee, pero ensayemos algún razonamiento.

La hipótesis planteada es que lo que vimos fue un entrenamiento del equipo colombiano, una “pichanguita” para estar en forma para el próximo partido, porque esto fue un trámite inevitable. ¿Por qué? Porque Bolivia no existe como rival. No hablo de este partido. La selección nacional es la peor de América del Sur como visitante, tanto, que Venezuela que recién comenzó a jugar en serio hace un lustro tiene ya más triunfos fuera de su casa que Bolivia desde 1957.

Bolivia no existe porque carece de la noción básica que da la tranquilidad. Atrapada en su área solo atina a despejar, que es muy distinto de salir jugando. Al optar por rechazar la pelota las más de las veces o equivocarse en los pases de salida otras tantas, Colombia hizo festín, pero no solo eso, en cierto modo los amarillos estaban más cómodos en el contragolpe que en la construcción detallada y minuciosa de jugadas de ataque. En ambas modalidades convirtió cinco goles (el primero en descarada posición de adelanto). Si el escenario fue este, cómo pedir lo elemental, enganche y continuidad entre la zaga, los volantes y los puntas.

Podríamos recordar para el consuelo dos remates de media distancia, un tiro libre bien ejecutado, un gol regalado por el Conejo y un remate pifiado por Martins, pero sería pueril. No hay consuelo posible, no debe haberlo, porque los colombianos hicieron cinco como pudieron haber hecho ocho, pero lo más dramático, pasearon sonrientes por una cancha que fue suya hasta el escándalo. Recuérdese para muestra el sombrero de Falcao sobre Jiménez y la sobrada que impidió un gol más.

Digamos que Cardozo fue mejor que un Saucedo que con suerte tocó dos pelotas en medio tiempo, digamos que en algún momento (casi ninguno), el equipo armó jugadas que permitieron acercar a los  verdes al área de Ospina, pero digamos lo más importante, ni por fútbol, ni por dominio de balón, ni por actitud, ni por nada que se parezca a algo consistente con el arte del fútbol, Bolivia podría haber rescatado algo de este partido en el que solos Cuadrado y Zúñiga pudieron haber hecho el partido que Colombia hizo.

Si la FIFA cree que Bolivia está en el puesto 37, lo que debemos creer es lo evidente, números que no reflejan la verdad. La verdad es este 5 a 0 de Colombia. Quizás en La Paz podamos aspirar a un nuevo triunfo sobre Argentina, pero como visitantes somos un desastre consumado.