Fue este un campeonato lleno de tensión, disputado hasta el último partido, pero sobre todo fue el torneo de la sorpresa. Sport Boys fue el indiscutido campeón de una competencia que esperaba cualquier cosa menos que el denominado “Toro warneño” se alzara con el máximo trofeo del fútbol profesional boliviano. Creado en 1954 como un equipo barrial de Santa Cruz, pasó a ser patrimonio de Warnes desde el 23 de agosto de 2001, de la mano de Pedro Zurita. Llegó al torneo Apertura 2013. Esta era su quinta participación. Había quedado 10º en el Apertura 2013, 8º en el Clausura 2014, 11º en el Apertura 2014 y 11º en el Clausura 2015. Parecía más un candidato al descenso que a ser campeón…
Inopinadamente, tras una grave crisis económica que lo dejó al borde del K.O., su dirigencia optó por tocar la puerta de Carlos Romero, ministro de Gobierno e hincha fanático de Bolívar. Romero aceptó ser presidente del club y, como por arte de magia, el Torito se convirtió en gran protagonista.

Sergio Apaza y Carlos Leeb condujeron al éxito a Sport Boys
Bajo una dupla poco habitual en el fútbol boliviano, los técnicos Carlos Leeb (argentino) y Sergio Apaza (boliviano), llevó adelante una estrategia inteligente: luchar para obtener los puntos en los partidos en La Paz, Oruro y Potosí. Baste decir que derrotó a Bolívar y The Strongest a domicilio. Baste decir que ganó al hilo sus cinco primeros partidos. Baste decir que perdió un solo partido de local (con The Strongest). Goleó a Bolívar en Warnes (4-1) y obtuvo victorias como visitante frente a los ya citados The Strongest 2 a 1, Bolívar 3 a 2, Petrolero 1 a 0, Ciclón 2 a 1, Nac. Potosí 3 a 1 y San José 1 a 0.
El equipo, de la mano de Helmut Gutiérrez con jugadores por los que nadie daba nada especial logró lo imposible. Allí estuvieron Duk, Zampiery, Ovejero, Medina, Lampe y Morales, entre los más destacados. El único punto en contra fue el lamentable estado de su campo de juego, no por lo modesto de su tamaño sino por el pésimo estado de la cancha.

El «Toro de Warnes» rumbo al título
Un merecidisimo campeón que logra su primera estrella y se convierte en el segundo equipo de provincia en lograr un campeonato, cuarenta años después de que lo lograra por primera vez (1975) Guabirá de Montero.
Bolívar pareció decidido contra viento y marea a no ganar el tricampeonato, el único zarpazo que el Tigre le puede dar al más campeón de los clubes bolivianos. Eduardo Villegas que sustituyó a Azkargorta, no pudo dominar un cuadro de estrellas, el plantel más caro de la Liga. Los celestes perdieron siete partidos, tres de ellos como locales y definitivos para su suerte, el 2-3 contra el campeón Sport Boys y los dos que le quitaron el título al final del campeonato, ambos como local. Un increíble 0-1 contra Ciclón de Tarija y un vergonzoso 2-5 frente a San José. Además de esta goleada fue apabullado en Warnes 4 a 1 y en Cochabamba 3 a 0. No quiso ser campeón y no lo fue ni con Callejón, Capdevila, Tenorio, Arce, Eguino, Cabrera, Cardozo y los suyos.

Los grandes de La Paz se quedaron con los crespos hechos. Bolívar subcampeón y The Strongest tercero.
The Strongest tuvo un desempeño parecido al de los celestes. El paraguayo Caballero no alcanzó como técnico. Pecó de demasiados empates y sufrió derrotas dolorosas como el 2-3 frente a la Academia, el 1-2 contra los rojos en La Paz y la derrota poco sufrida de 1-2 frente a Sport Boys, al que había derrotado a domicilio. Pudo aspirar al título y lo dejó desgranarse poco a poco.
Universitario con muy poco, tuvo un técnico como Javier Vera que se las arregló para ensamblar un cuadro débil en teoría y que dio pelea hasta los últimos partidos. Los rojos de Sucre hicieron un muy buen desempeño, considerando las expectativas que había sobre ellos.
Oriente Petrolero lleva una larga temporada de sequía. La contratación de Xabier Azkargorta, que mejoro el desempeño de los albiverdes no alcanzó para coronar el éxito. Los orientistas no pueden contentarse con este esmirriado rol de relleno que no merecen. Menos aún con derrotas tan duras como 6 a 1 que le propinó The Strongest en La Paz.
Wilstermann intentó dar juego y ser aspirante. Su desempeño fue irregular y no le alcanzo. De brillantes partidos como el que le hizo a Bolívar en Cochabamba, o triunfos espectaculares como el 2 a 1 al Tigre en La Paz, pasó a ser el cuadro de los empates; 9 en 22 partidos, es decir 18 puntos al barranco, aunque hay que decir que fue el único equipo que se mantuvo invicto como local.
Ciclón, que volvió a la Liga después de veinte años, hizo un papel decoroso quedando en mitad de la tabla en la séptima posición.
Blooming, víctima de una aguda crisis económica optó por mantener el tipo y esperar tiempos mejores que su hinchada anhela con ansiedad. Hacen ya mucho años que los celestes no logran un torneo nacional (el último fue en 2009).
San José, con jugadores descontentos por razones económicas (no fue el único cuadro con jugadores impagos por largo tiempo), una inestabilidad dramática en su dirección técnica equivalente a la de su cabeza dirigencial, pasó uno de los campeonatos más mediocres de los últimos años. Su única alegría fue la bofetada a Bolívar en La Paz, un 5 a 2, obra de Abdón Reyes al mando de un equipo por el que no se daba un centavo.
Nacional Potosí debe preocuparse seriamente por la sombra del descenso sino mejora en el próximo torneo, que será su último chance.
A Petrolero parece haberle llegado la hora de la verdad, pasaron los días de las grandes ilusiones cuando su ascenso a la Liga. Ahora le queda pelear por no ir al abismo.
Real Potosí extraña a Pedro Blanco su gran dirigente histórico. Sumido en una situación casi terminal, el equipo de la Villa Imperial puede haber iniciado una caída de imprevisibles consecuencias, después de haber sido campeón y haber participado en varias competencias internacionales. El último lugar en este torneo así parece advertirlo.

Sport Boys de Warnes. Merecido campeón. Segundo equipo de provincia en obtener un título nacional (el primero fue Guabirá en 1975).
Sport Boys, el equipo campeón contó en su plantilla con el siguiente equipo:
Jordy Joan Candia, Enrique Corrales Martín, Mario Alberto Cuéllar, Yasmani George Duk Arandia, Juan Carlos Galvis Claure, Guery Fernando García Guzmán, Jesús Alejandro Gómez, Anderson Aparecido Gonzaga Martíns Lanza, Helmut Enrique Gutiérrez Zapana, Carlos Emilio Lampe Porras, Jeferson Lopes Faustino, Delfín Manrique Manrique, Wilder Andrés Medina Tamayo, Miguel Ángel Mercado, Aldo Andrés Paniagua Benítez, Diego José Paz Frías, Carlos Enrique Pinto Medina, Saidt Mustafá, Alejandro Leonel Morales, Marcos Emanuel Ovejero Pinedo, Rolando Ribera Menacho, Rosauro Rivero Céspedes, Stalin Taborga Cortez, Arnaldo Andrés Vera Chamorro, José Daniel Zabala Negrete y Juan Carlos Zampiery Rivarola. Directores Técnicos: Carlos Leeb y Sergio Apaza.

Helmut Gutiérrez, gran caudillo del Toro warneño. El jugador del torneo.
Si hay que escoger al mejor jugador del campeonato, debemos reconocer la combinación entre capacidad y liderazgo para destacar al emblema de Sport Boys, Helmut Gutiérrez.

Martín Palavicini, de Universitario, goleador con 19 tantos. Máximo artillero por segunda vez consecutiva.
Martín Palavicini de Universitario fue el goleador del campeonato con 19 goles. Lo fue por segunda vez consecutiva. Lo siguieron Juan Miguel Callejón de Bolívar con 13, Gilbert Álvarez de Real Potosí y Sergio Almirón de Oriente Petrolero con 12 tantos cada uno.

Carlos Lampe de Sport Boys, el arquero menos vencido del torneo.
Carlos Lampe de Sport Boys fue le arquero menos batido del torneo con apenas 17 goles en contra, menos de un gol por partido, seguido de Daniel Vaca de The Strongest con 26, Marcos Argüello de Oriente Petrolero y Raúl Olivares de Wilstermann con 30 cada uno.